Cuando las cosas se regalan con amor, tienen doble valor. Eso es lo que ha hecho nuestra querida amiga Chon cuando pasó por nuestra casa hace unos días. Ella sabe lo que valoro aquellos útiles de antaño, cualquier pieza antigua para añadir a mi colección Por eso me ofreció estas tres preciosidades. Nada menos que unas tijeras de principio de siglo que pertenecieron a una de sus tias , representando la archiconocida cigüeña en dos tonalidades, y una par de puntillas bordadas en batista que son una exquisitez. Seguramente éstas últimas ,por su aspecto delicado , fueron adorno de algún elegante camisón que hacían sentir más fina y bella a la mujer que lo llevaba. ¿ No son todo un tesoro ?
El carrete de madera también fue de su madre, de cuando bordaba a máquina. Eso ya os lo conté en otro atículo anterior.
Cuando se las enseñé a mi madre, que es entendida en estos temas porque los ha trabajado, me explicó cómo se bordaba la que tiene más agujeritos, sacándo los hilos de la tela, haciendo cuadraditos y luego bordándolos para dar lugar a esa puntilla. Si no recuerdo mal creo que me dijo que era filtiré ( ? ). La otra me comentó que era de bordado inglés. Y es que con lo acostumbrados que estamos a lo cómodo y práctico en la ropa ya no se ven " adornos" como estos .
De nuevo gracias por tu generosidad , Chon, como has hecho con tantas otras cosas.
En otro artículo os cuento cómo restauró mi primer bastidor , de esos de apoyarse en las piernas, para ser atrezzo en una obra de teatro.
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Tesoros de antaño